¿Cómo conseguir una piel suave?

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La respuesta es sorprendentemente fácil. Purifica, exfolia e hidrata. Todo depende también de los tipos de cosméticos que vayas a usar. Es ampliamente conocido que los cosméticos naturales, ecológicos o altamente recomendados por otros usuarios son generalmente los mejores. También se consiguen efectos profundos cuidando la piel con ayuda de cosméticos de alta calidad. Además, el estado de la piel de tu rostro depende en gran medida de ti, de tu regularidad y de si te aplicas los cosméticos correctamente o no.

La primera fase del cuidado del cutis es la eliminación del maquillaje y la purificación. Para eliminar el maquillaje, usa una loción (si tu piel es seca), una loción limpiadora micelar (si tu piel es normal) o preparados farmacéuticos (si tu piel es sensible o tienes acné). Pon una pequeña cantidad del cosmético en un disco de algodón y presiónalo contra tu piel. Espera un poco hasta que empiece a fundirse y, después, limpia la piel con un tonificante. Si tienes acné o puntos negros, es recomendable usar tonificantes con aditivos ácidos. De esta manera, eliminarás las imperfecciones de tu cutis.

No es de sorprender que la gente con la piel seca se beneficie de una amplia gama de

La exfoliación de la piel es otra fase del cuidado del rostro. Sin duda, la consistencia y la composición de un exfoliante facial debería estar adaptada al tipo de piel. Los exfoliantes faciales enzimáticos hacen maravillas en las personas que tienen la piel sensible. No irritan el cutis porque el proceso de exfoliación se realiza mediante la acción de enzimas vegetales que disuelven las células de la piel. Los exfoliantes faciales de grano fino o grueso pertenecen a las técnicas mecánicas de exfoliación de la piel. Éstos son capaces de exfoliar superficies mayores de la piel mucho más rápido.

Tan pronto como te exfolies la piel, aplícate una mascarilla facial. Puedes elegir entre varios tipos de cosméticos, empezando por las mascarillas faciales de despegar, pasando por las mascarillas faciales que no requieren enjuague y terminando con las que se secan en el rostro de uno, creando una especie de cáscara. Las más populares son las mascarillas faciales de barro. Elige el color adecuado de la mascarilla, ya que éste determina las propiedades del producto. Igualmente exitosas son las mascarillas faciales preparadas en casa a partir de productos que guardas en la despensa, como por ejemplo una mascarilla facial de avena o una de miel o aguacate.

La última fase del cuidado de la piel del rostro es la hidratación. Hay que recordar que, justo después de enjuagar una mascarilla, especialmente las que contienen propiedades hidratantes, la piel del rostro puede quedar seca o contraída. Para hidratarla, usa una crema o un aceite. Naturalmente, elige los cosméticos según tu tipo de piel, consistencia y estación. Es decir, las cremas aceitosas son mejores cuando se usan en invierno y funcionan mejor en el tipo de piel seca. Obviamente, las cremas ligeras se mantendrán en el rostro durante los días calurosos de verano y te darán confort para la piel grasa y mixta.